Chistes de viejitos

Tres viejitos hablan de cómo se duermen :

- El primero dice : Yo hago crucigramas.

- El segundo dice : Yo veo y leo novelas.

- Y el tercero dice: Yo me mas....o.

Y le preguntan los otros 2 viejitos asombrados :
¿Y se te sube?

No, pero me canso y me duermo.

Iba un viejito por el bosque cuando escuchó a sus pies una débil voz.

Se agachó y descubrió que quien le hablaba era una ranita:

- Soy una princesa hermosa, erótica y sensual, diestra en todos los placeres de la carne y el amor. La reina mala, envidiosa de mis encantos, me convirtió en rana. Pero si me das un beso, volveré a ser quien era y te daré todos los goces y deleites que mi voluptuoso temperamento y mi ardiente concupiscencia pueden producir.

El viejito levanta la rana y se la guarda en el bolsillo.

Asoma la cabeza la ranita y le pregunta muy desconcertada:

- ¿Qué? ¿No me vas a besar?

- ¡No! -Respondió el viejecito-. ¡¡¡A mi edad es más divertido tener una rana que habla, que una maniática sexual!!!

Un anciano de 95 años llega al médico para su chequeo de rutina.

El doctor le pregunta cómo se siente.

- Nunca estuve mejor -le  responde-. Mi novia tiene 25 años. Ahora está embarazada y vamos a tener un hijo.

El doctor piensa por un momento y dice:

- Permítame contarle una  historia: “Un cazador que nunca se perdía la temporada de caza salio un día tan apurado de su hogar que se confundió tomando el paraguas en vez del rifle. Cuando llegó al bosque se le apareció un gran oso. El cazador levantó el paraguas, apuntó al oso, disparó y el oso cayó fulminado”.

- ¡Imposible! -exclama el anciano-. Alguien más debió haber disparado.

- A ese punto quería yo llegar -respondió el médico.

Dos viejitas entran a un restaurante a cenar. El mozo se acerca y hacen su pedido:

- Por favor, primero nos trae una sopa para mi y un pollo para mi amiga. Después nos trae un pollo para mi y una sopa para mi amiga.

- Pero señora -responde el mozo-,  ¿no sería mejor que les traiga primero sopa a las dos y luego el pollo?

- Es que, hijito, solo hemos traido una dentadura.

Dos abueletes están sentados en el banco del parque.

El primero dice:

– “Tengo unas ganas locas de tomarme un helado”

El segundo le responde:

-”Voy a comprarlos, ¿de qué lo quieres?”

-”Dos bolas de chocolate”

-”Yo, dos de vainilla”

El primero dice”

- “Sería mejor que te lo apuntases….”

-”Quita ya”- le dice el otro abuelete-, “si el carrito del helado está ahí enfrente”

-”Apúntalo, que te olvidas…”

-”Que no, que no lo olvido”

Y se va murmurando: “dos bolas de chocolate, dos de vainilla, dos bolas….”

Después de un cuarto de hora regresa con dos salchichas a la plancha.

Y el otro le dice:

- “¿Dónde está la mostaza?”

-”¡Maldita sea, me la he olvidado!

-”Lo ves, ya te dije que lo apuntases….”